viernes, 20 de enero de 2017

El sexo en la antigua Roma


En la antigua Roma, para la mayoría de los Romanos el sexo fue algo muy gratificante, además de un deber, no así tan gratificante para las mujeres que eran obligadas a tener partos en serie para producir chicos varones que luego mantendrían a la familia y lucharían por su imperio.

El matrimonio en la antigua Roma era un tema bastante delicado, ya que las mujeres que se casaban no tenían que esperar placer alguno o disfrute personal, su obligación era la de procrear, ser una mujer educada y obediente y hacer la vista gorda cuando su marido le era infiel. En caso de que hubieran mujeres casadas infieles a sus maridos, el castigo podía ser ejemplar incluso llegando a perder la vida.

El porno gay no estaba mal visto, de hecho era bastante común que los hombres tuvieran relaciones sexuales con chicos, sin embargo, si estaba mal visto que las mujeres tuvieran una relación lésbica. Es curioso pensar que en las películas porno que vemos en la actualidad se reflejan muchos de los comportamientos de hace miles de años, luego tampoco hemos cambiando tanto sexualmente hablando y posiblemente aprendimos mucho de nuestros ancestros.

Otra de las cosas que estaba bien vistas y que se consideraban como algo completamente normal eran los burdeles, lugares en los que las putas y bailarinas tenían relaciones sexuales con todo tipo de hombres, aunque también en estos lugares se mantenían relaciones homosexuales. El problema de los hombres en este sentido es que no podían ser pasivos ni ser penetrados puesto que ésto se consideraba trabajo de mujeres, por lo tanto tenían que hacerlo en la intimidada para no ser denunciados o tachados de afeminados. Como veréis había mucha hipocresía en la sexualidad de la antigua roma, algo que también hemos heredado y que ocurre constantemente en nuestras sociedades.


Como cabía esperar, Roma fue degenerando a nivel sexual y se organizaban auténticos maratones de sexo que podían durar 24 horas. Las enfermedades de transmisión sexual estaban a la orden del día y también las relaciones con mujeres embarazadas, relaciones de incesto e incluso con animales.

Una de las anécdotas más destacables fue cuando Heliogábalo, un famoso emperador Romano que reinó hasta el año 222 después de Cristo, ofreció grandes fortunas a cualquier médico que fuera capaz de ponerle unos genitales femeninos, incluso llegando a idear una operación que consistiría en hacer una incisión en su cuerpo que supuestamente permitiría la penetración.

Como veréis los Romanos no solo tuvieron una gran historia en el campo de batalla, también tuvieron una agitada vida sexual que sin duda sentó las bases de muchas de las prácticas actuales...

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